El 20 de enero es El Día de San Sebastián, uno de los santos más representados gráficamente de la iglesia católica. Múltiples obras de arte tanto esculturas como pinturas de autores tan renombrados como Botticelli, Rafael y El Greco, lo muestran en diferentes etapas de su vida, enfatizando su muerte y redención generalmente acompañado de ángeles. Este santo, que es venerado tanto por la iglesia católica como por la iglesia ortodoxa, nació en Narbona, Francia en el año 256 aunque creció en Milán, Italia.
Proveniente de una familia de nobles y militares, llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana romana. Respetado y apreciado por sus compañeros, superiores y hasta el mismo emperador, les era desconocido que en secreto profesaba la fe cristiana. Su compromiso con la milicia llegaba sólo al límite de los sacrificios idolátricos, en los cuales no tomaba parte.
Tenía por costumbre ejercitar el apostolado cristiano entre sus compañeros y visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión. Estas prácticas fueron las que eventualmente lo descubrieron ante sus superiores, quienes llevaron el caso ante el emperador Maximino. Debido a su rango y aptitud, el emperador le otorgó la cortesía de poder elegir, pero su fe y creencia en Jesucristo eran superiores a cualquier temor. Maximino, al ver que Sebastián se mantuvo firme, finalmente lo condenó a morir.
El joven capitán, fue llevado al estadio, y ahí desnudo y atado a un poste fue asaeteado hasta ser dado por muerto. Su cuerpo abandonado pero aún con vida, fue recuperado por sus amigos y llevado a la casa de una cristiana romana de nombre Irene, esposa de Cástulo, donde lo mantuvieron escondido y sus heridas fueron cuidadas hasta su completa recuperación. Sus amigos le aconsejaron que abandonara Roma pero él por lo contrario se presentó ante el emperador que lo daba por muerto y le reprochó su conducta anti cristiana. Maximino esta vez ordenó que Sebastián fuera azotado hasta morir. Su cuerpo sin vida, fue arrojado a un lodazal, de donde sus amigos lo recogieron nuevamente, enterrándolo en el año 288 en la Vía Apia, dentro de la catacumba que en su honor lleva el nombre de San Sebastián.
El culto a San Sebastián, se ha extendido por todos los países que profesan la fe cristiana y es celebrada este día en diferentes maneras por todo el mundo. Siendo por supuesto una de las más representativas la Tamborrada Donostiarra en la ciudad de San Sebastián, España. Esta fiesta que data del siglo 18, tiene una duración de 24 horas y consta de una procesión conformada tradicionalmente por únicamente hombres, seguida de una larga fiesta que culmina a la media noche.
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