¡RECORDANDOLOS SIEMPRE!

Cada persona siente la muerte de un ser querido de una manera distinta: hay gente que aunque pasen los años, sigue recordando a quienes ya no están en este plano. Hay personas, sin embargo, que fueron educadas sabiendo desde pequeños que todos nacemos para morir y que morir es trascender y que la muerte es lo único que tenemos seguro en esta vida.

Ustedes tres siguen viviendo en mi corazón y los recuerdo todos los días, cada uno en los años que tuve el privilegio de conocerlos me enseñó algo.

jacob

Baby, mi querido Jacob Yebale, siempre me enseñaste que en la vida siempre hay que sonreír, que no podemos permitir que NADIE borre la sonrisa de nuestro rostro o rompa nuestra armonía. Siempre te vi feliz, hasta en la selfie que tú mismo tomaste en aquel avión que te llevaría al cielo. ¡Gracias, siempre!

jenniyyo

Jenni, esta foto fue la última que nos tomamos el 2 de noviembre del 2012 en el Auditorio Nacional de la ciudad de México. Recuerdo cada palabra que me dijiste al saludarnos y al despedirnos, jamás me hubiera imaginado que aquel abrazo sería el último que te daría. Pero tus palabras se quedarán por siempre grabadas en mi mente y en mi corazón y como tú decías siempre: “pláticas de mujeres perras”, o sea, pláticas que jamás han salido ni saldrán a la luz. Gracias por no verme jamás como revista o como medio, gracias por ver a la persona y sabes que tú lograste que además de que yo admirara a la artista, conocí a la mujer, a la amiga, a la confidente, a la guerrera de mil batallas. Y tu canción es profética: “yo los miro de acá arriba” y sí, porque sé que estás allá, con las estrellas, al lado del Padre y llena de luz y de paz. Gracias por todo lo que me enseñaste que seguro desde el cielo ves que lo estoy aplicando.

arturo

Mi amado Moreno de Ebano, el único, auténtico y verdadero. Siempre estás presente, cuando escucho alguna canción (ya sabes cuáles), cuando veo a Gonzalo y a Cynthia tu hermana, cuando nos reunimos los tres, siempre estás ahí. Si he conocido a alguien que vivió intensamente la vida ese eres tú. Te amo y te amaré siempre, cada vez que baile salsa recordaré cuántas veces bailamos y nos reímos, también recuerdo cuántas veces lloramos juntos, cuántas confidencias, y tus memorables frases: “¡zaz, perra!”, “¡qué bárbara, morí!” y bueno, todas las que ya sabes que me decías cuando íbamos juntos a ver a nuestro amado Potrillo, Alejandro Fernández. Gracias por todas las lecciones que me enseñaste, por todas las cosas que me contaste y que me hicieron ver la realidad en muchos aspectos, GRACIAS SIEMPRE por la confianza, por las cosas que aprendí de ti y por nuestra última conversación.

Les mando un beso al cielo a los tres y ustedes saben lo que siento por cada uno de los seres amados que he perdido, que ya se han adelantado al plano donde están ustedes y donde, al final, todos nos reuniremos.