
Fuente: univision.com –
-¿Siempre quisiste ser cantante?
“Desde que me acuerdo deseaba cantar, mis compañeros de clase se reían porque les decía que yo iba a ser artista. Siempre participé en los festivales y en las pachangas familiares cantaba; me aprendía temas que ni eran para mí”.
-¿Como cuáles?
“Unas muy viejitas de Agustín Lara. Mi papá (don Víctor) era trailero y oía mucha música de Ramón Ayala, Los Tigres del Norte, Bronco, Los Cadetes de Linares, y yo me las aprendía. Curiosamente, hoy estoy grabando temas de esos recuerdos que tengo, viendo a mi mamá (Martha Esparza) lavar y a una tía que desde el otro patio cantaba las de Yolanda del Río o Chayito Valdés. También me aprendí otras, viéndolas hacer la comida o planchando”.
-¿Cómo fue tu niñez?
“Mis hermanos y yo fuimos niños muy felices e inquietos, éramos de clase media baja, pero paseamos bastante porque mi padre viajaba a todas partes de la República Mexicana y Estados Unidos. Conocí muchísimas ciudades”.
-¿Tenías espíritu aventurero?
“Sí, es más, yo manejo desde los 13; mi papi nos enseñó. Me daba miedo, pero así aprendí y hasta hoy no he chocado”.
-¿Tu mami era más dura con ustedes que tu papá?
“Claro, porque, imagínate, aplacar a tanto huerco… Mi padre era regañón, pero más amoroso. No fuimos golpeados, aunque luego sí nos castigaban”.
-¿En la escuela cómo fuiste?
“La mejor portada; sabía mis obligaciones. Aparte, si me comportaba bien, el viernes podía irme con mis abuelos paternos, quienes me llevaban a comer lo que yo quería, me compraban zapatos, me daban regalitos y me decían que no les contara a mis hermanos porque no había para todos. A mi abuelita (Aurora Martínez) le aprendí bastante, como cocinar, tejer y coser. También me tocó hacer mandados; a los 6 años iba por las tortillas o a comprar los refrescos para la hora de la comida”.
-¿Era parte de tus obligaciones?
“Sí, pero era lo que menos me gustaba, así que cambiaba con mi hermana; yo lavaba los platos y barría a cambio de que ella fuera. Mi papá decía que las niñas tenían que cocinar y lavar, mientras que los hombres debían estudiar y trabajar”.
-Llegado el momento, ¿para ti fue difícil decirle a tu padre: “Quiero ser cantante”?
“Al principio creyó que era algo pasajero y no tan importante; de repente me apoyaba y luego me frenaba o me ponía condiciones. Así fue hasta que me dijo que si iba a ser eso, ya no me pagaría la escuela”.
-¿Hasta qué grado estudiaste?
“Terminé la preparatoria en cuatro años, cuando en realidad se hace en 3. También estudié para cultora de belleza, e inglés, que nunca acabé, y como ayudaba en la oficina de mi papá, tomé un curso de computación contable; yo hacía los depósitos, giros y formas que se llenan para la carga y para pagarle a los choferes. Con el tiempo llegué a pensar que me mandó a estudiar belleza para que le cortara bien el pelo (risas), pero me ayudó porque aprendí a maquillarme y a peinarme sola; además, ahora le corto el cabello a mis hijos y a mi marido (Cruz Martínez)”.
-¿Para entonces ya tenías novio?
“Tenía ‘de fantasía’, pues decía que conocía a Pedrito Fernández y que me había dicho que estaba bonita, pero era mentira. Me considero más tímida de lo que aparento, aunque últimamente mi esposo me ha ayudado a relajar esa parte de mi personalidad y he madurado. Desde niña fui calladita y seria, no era sencillo pararme cuando alguien me sacaba a bailar en una fiesta. Me gustaban los chicos; sin embargo, era cohibida”.
-¿Anduviste con alguien en la secundaria?
“Tuve un novio y duramos cinco años. En la preparatoria empecé a ‘abrirme’ un poco más, pero no era como soy ahora, por eso con mi hija, Melanie, que tiene 10 años, estoy al pendiente para ver si ya anda con esas cosas”.
-¿Quién te dio tu primer beso?
“El muchacho que te cuento, creo que ya llevábamos como un año de andar. Terminamos porque justo yo empecé a cantar y un día me dijo: ‘O cantas o yo’, así que le respondí: ‘Ahí te ves'”.
-¿Cómo fue que empezaste a cantar?
“Cuando tenía 17 años fui a un casting, interpreté seis temas, me preguntaron si cantaba rock y balada, y les contesté que sí, aunque ese día yo iba con un sombrero y botas vaqueras. También me dijeron que si podía viajar, y les respondí que sólo si me daban permiso, así que hicieron una cita para hablar con mis padres”.
-¿Don Víctor cómo tomó esto?
“Primero se enojó, pero cuando supo que me quedé y que me proponían
grabar un disco fue un shock, no se lo esperaba; ya luego hasta me ayudó a conseguir a un tecladista que hacía falta en el grupo, que era un primo hermano suyo. De esa forma se sintió más tranquilo”.
-¿Qué grupo era?
“Se llamaba Alaska; ahí me preparé, abríamos conciertos de otros artistas y aprendí a pararme frente a un público. Por eso cuando llegué a Límite ya tenía tablas. En ese tiempo el productor del grupo, Juan Barrón, quien tenía a la agrupación Taurus, iba a verme cantar al lobby de un hotel donde yo trabajaba y un día me dijo que me quería para su agrupación; él fue quien me apodó La Güerita Consentida. Lamentablemente, tuvo un accidente automovilístico y falleció. Luego Alaska se desintegró y yo no sabía si seguir o no, fue cuando decidí continuar con mis estudios”.
-¿Después qué sucedió?
“La viuda de Juan quiso continuar el proyecto y me llevó con unos muchachos con los que empecé a cantar. Hicimos los primeros cinco temas de Límite y comenzamos a buscar disqueras”.
-¿Crees que esas circunstancias te convirtieron en una mujer independiente?
“Mucho, pero brava; además me enseñaron a valorar mi esfuerzo. Por esa razón pedía que me pagaran bien, de lo contrario no cantaba; así ha sido hasta la fecha. Pese a mi timidez, empecé a usar minifaldas y seguí los consejos de productores que me decían que hiciera ejercicio y me pusiera brackets en los dientes. Entendí que debía cuidarme y mantener una imagen, ya que si llegaba mal peinada, me rebajaba. También tuve más novios, amigos y salía más seguido”.
-¿En ese momento cambió el significado que tenías del amor?
“Sí, y si hablo de la primera vez, no voy a decir cuántos años tenía, ni un nombre (risas), pero es porque ya estaba grande. Hoy es importante decirles a las niñas que tengan responsabilidad y cuidado, pero tampoco debemos exagerar para tener más de 20 años, porque cuando ves, ya se te pasó”.
-¿De ese tema platicabas con tu mamá?
“Lo que hablaba con ella era sutil, mi papi era de que si estábamos comiendo nos decía: ‘Ustedes ya están creciendo ca…, ahí están los condones para que se cuiden; no vayan a traer tragedias aquí’. Era súper sincero y directo. Todo el tiempo hubo la precaución, y hasta cierto punto, temor. Cuando los muchachos me pedían ‘otra cosa’, les decía: ‘¿Es que ya no me quieres?.. entonces, me respetas y me cuidas’. Te repito que cuando tuve mi primera experiencia ya era tarde, no debí esperar tanto tampoco, pues no tuve suficiente tiempo para luego embarazarme”.
-¿Piensas que por eso que viviste en tu educación, valoraste más ese momento?
“Es que con el chico que me tocó, como que no sabía, por
lo tanto no fue padre, pero sí divino, ya que lo quería mucho. Una niña no debe exagerar al tener su primera vez hasta los veintitantos. Es que en ese entonces yo deseaba ser cantante y no pensaba en otra cosa”.
-Dicen que para encontrar al “príncipe azul” hay que besar a muchos “sapos”…
“Claro, definitivamente. Uno debe tener experiencia cuando anda de novia, porque tampoco puedes llegar ‘a ciegas’ y pensar que es el definitivo. Eso me sucedió mucho, por lo que no quisiera eso para mi hija. Mi vida no ha sido tan problemática y francamente, si volteo hacia atrás, veo por ejemplo los problemas que tuvieron mis papás al separarse, y de todo aprende uno”.
-¿Te afectaron las dificultades que tuvieron tus padres?
“Definitivamente, eso me hizo ser contestona y agresiva. Pasé por situaciones de muchísima presión. Mucho de lo que soy como artista, tiene que ver con ellos y mis abuelos, porque lo que vivía y sentía, lo escribía. Si no hubiera experimentado eso, no sería la persona o artista que soy ahora. Finalmente, también ellos hicieron sus vidas y hoy están en paz”.
-¿Crees que Melanie, tu hija, llegó en el momento exacto?
“Por supuesto, porque vino a tranquilizar la euforia de Límite, la cual estaba fuerte y con estrés; era una locura. Fuimos un fenómeno y así lo sentimos, entonces ya había un poco de desbalance y yo debía tener un freno para todo. Así que dije: ‘Es mi momento de mujer’. Arturo Carmona y yo lo decidimos, llevábamos dos años de novios y 1 teniendo relaciones, así que nos embarazamos; no fue un accidente. El plan no era casarnos, sino estar juntos, aunque al final sí hubo boda. A lo mejor mis compañeros de la agrupación se sintieron, pero eran cosas de mi vida personal, y no les iba a andar contando mis secretos. Límite tenía que frenar, ya que iba a una velocidad súper fuerte, aparte me sentía cansada, discutíamos hasta por el vestuario y mi mánager no comprendía que teníamos que parar, ¡hacíamos cinco shows a la semana!”.
-¿Entonces qué pasó con Arturo, por qué se acabó el amor?
“Me parece que nunca se terminó, más bien fueron sentimientos mal manejados; nos la pasábamos discutiendo y peleando. Hasta hace poco fue que nos sentamos, hablamos y nos dimos cuenta de que habían sido personas, rumores, malos consejos, rencores. Sin embargo, pasaron muchos años para que lo entendiéramos y pusiéramos paz. Lo importante es que ahora la relación está bien y nos llevamos cordialmente, por la niña”.
-¿Y recuerdas cómo te conquistó Cruz Martínez?
“No he logrado comprender de qué forma se dieron las cosas, pues muchas veces me reí del amor a primera vista, pensaba que no existía. Lo conocí en 1998, cuando me andaba divorciando de Arturo (Carmona). Él estaba grabando un disco, empezamos a convivir, un día me invitó a salir y de repente amaneció en mi casa, donde está desde entonces. En mayo cumplimos ocho años juntos”.
-¿Melanie qué dijo?
“Estaba chiquita; la imagen paterna ha sido Cruz. No recuerda, nunca vio a su papá (Arturo) conmigo en casa, porque nos divorciamos cuando ella tenía dos años”.
-¿Es válido que le diga “papá” a Cruz?
“Claro, pero no lo hace en español, sino en inglés, ‘dady’; a Arturo le llama ‘papi’. Cruz siempre le dice: ‘Llámale a tu papi, porque mañana cumple años’, por ejemplo. Trata de fomentar eso, y de que no se pierda el contacto con sus abuelitos”.
-¿Arturo Carmona cómo toma esto?
“Al principio nada bien, pero te digo que ya está todo entendido. Lleva una buena relación con Cruz; hasta lo hemos invitado a comer y platicamos de más cosas”.
-En tu nuevo material discográfico, ¿qué cambios tiene Alicia?
“Me tardé casi tres años en volver, pero aquí estoy lanzando La jefa, y tiene que ver con todo eso de que yo soy dueña de mi vida y he decidido ser feliz. Ya arranqué, está el tema en la radio, estoy haciendo promoción y aquí me tienen. Si tengo que luchar más por recuperar mi lugar, lo haré encantada”, finalizó la famosa cantante.