Por: Blanca Martínez
Tengo que agradecer a Dios ser la hija de una mujer que dedicó su vida al teatro en Monterrey y que por ella conocí a actores de la talla de Ignacio López Tarso. Tuve el privilegio de conocerlo en “El Fandango” el bar que tenía mi papá.
Un bar al que llegaban todos los actores que se presentaban en Monterrey. Como yo era menor de edad, mi papá me dejaba entrar solamente hasta las 10 de la noche y recuerdo mi cara y la de todos los que estaban ahí cuando entró por la puerta Don Ignacio López Tarso. ¡De infarto!
Recuerdo aquella noche en la que llegó Don Ignacio y se puso a declamar corridos como lo hacía en varios de sus discos y toda la gente que estaba en “El Fandango” no podía creer que estaban viendo tan de cerca a uno de los mejores acores del mundo.
¿Qué como era eso de que declamaba corridos? Pues aquí les comparto uno
Teatro, cine y televisión, una vida dedicada a la actuación. Recuerdo mucho su sencillez y su sentido del humor.
Recuerdo también una noche de bohemia en la que llegaron Héctor Bonilla, que en paz descanse y Don Ignacio a un lugar en Monterrey y pude conocerlo más, disfrutar de sus anécdotas, de su amena plática y de su sentido del humor maravilloso.
Mi más sentido pésame a su familia. Dios lo tenga en su gloria.
