EL TEMBLOR DE UN CORAZON

Por: Blanca Martínez

Me había tardado en escribir porque sinceramente no podía hacerlo, hay ocasiones en que el dolor me agiliza la pluma -válgame el término- y escribo y escribo y escribo sin poder detenerme, y hay ocasiones en las que el dolor me paraliza tanto que no puedo escribir: como esta.

Como mucha gente sabe soy originaria de Monterrey, N.L. y aunque tengo muchos años viviendo en la ciudad de México jamás, -con mayúsculas- JAMAS, había vivido un temblor como el del pasado 19 de Septiembre. Debo ser muy franca -y lo seré- cuando sucedió el temblor de 1985 yo vivía en mi amado Monterrey y vi todo por televisión y si en aquel momento alguien me hubiera dicho que yo viviría en la ciudad de México no se lo hubiera creído. ¿Por qué? porque ni remotamente pensaba en cambiar mi residencia a esta ciudad.

¿Qué me hizo cambiar de opinión? dos cosas, una muy personal y que tiene que ver con un temblor del corazón y la otra, el grupo BRONCO, con quienes me vine a trabajar a esta ciudad como su jefa de prensa en las oficinas de Oscar Flores Elizondo.

Debo seguir siendo muy honesta-  y lo seré- no he gritado, no he llorado, tengo un cúmulo de sentimientos y emociones contenidos en mi pecho y en mi corazón y saldrán cuando tengan que salir, quizá con otra cosa que no tenga nada qué ver con el temblor o que tenga qué ver pero con otro tipo de temblor: el temblor del corazón.

Gracias a todos los que estuvieron pendientes de mí y preguntándome si estaba bien. (Ustedes saben quienes son). Pero hay otro tipo de temblor que me tiene llena de sentimientos, todos muy bellos.

Hablo del país que nació el 19 de Septiembre de 2017. Hablo de la solidaridad, de la hermandad y del mensaje que los mexicanos dimos al mundo. Jamás me había sentido tan orgullosa de ser mexicana. ¡Viva México! ¿cómo chingados no? Pero que viva y permanezca este México UNIDO, este México SOLIDARIO, este México que se REINVENTÓ el 19 de Septiembre, este México en el que las personas de la tercera edad, los adultos, los jóvenes, los niños, las mujeres, los hombres, la comunidad gay y con mayúsculas: LOS PERROS, se unieron TODOS, como si este desastre natural hiciera que entendiéramos a niveles espirituales muy altos lo que sabemos desde que fuimos concebidos: que TODOS SOMOS UNO.

Esto también provoca un temblor en el corazón, pero un temblor bello y deseo con toda mi alma que sepamos y logremos seguir manteniendo esta SOLIDARIDAD, esta HERMANDAD, este nivel de DAR sin esperar nada a cambio, que estemos verdaderamente conectados con este México que acaba de nacer y que se pondrá de pié como un México mucho MEJOR.

Y que tengamos pensamientos positivos, creo firmemente que lo que pensamos se manifiesta y espero de todo corazón que SIEMPRE, sí, SIEMPRE, le demos una sonrisa al que pasa de lado nuestro, a cada persona con la que nos topemos porque no sabemos si un día, esa persona que no conocemos será quien nos saque de los escombros…porque la vida es una vela puesta al viento, porque hoy estamos y mañana ¡quién sabe!

GRACIAS a todos los que se tomaron el tiempo para leer esto y GRACIAS a todas, sí , A TODAS las personas con las que he coincidido en este plano de vida porque gracias a ustedes me he convertido en la mujer que soy, esta mujer que sabe distinguir muy bien los temblores del corazón.