
Mis queridos chicuelos y chicuelas, mi adorado Alejandro Fernández El Potrillo demostró en sus conciertos en el Auditorio Nacional de la ciudad de México el por qué se ha convertiro en un verdadero ídolo que lleva el nombre de México al mundo entero. Su porte, su galanura y su privilegiada voz hicieron que los miles de personas que llenaron sus conciertos lo ovacionaran de pié. Fue evidente en cada uno de ellos el amor que Alejandro le tiene a lo que hace, no se limita para nada en cantar todo lo que su público le pide, su encanto personal es el plus, porque talento….sobra.
Su traje charro entalladísimo que hace lucir su tremendo cuerpazo volvió locas a sus fans que desde que él apareció en el escenario no dejaron de gritarle piropos a los que él respondía con esa espectacular sonrisa que lo caracteriza y cantando canciones como “Mátalas” o “Unas Nalgadas” y “Es la Mujer”, entre muchas más.
Alejandro Fernández tiene tanta conexión con su público y logra tanta comunicación con ellos que hasta los que están en la parte más lejana del escenario lo sienten cerquita. El desplieque de producción, el equipo de sonido y luces, los coros, sus músicos, todo simple y sencillamente espectacular.
Alejandro Fernández está viviendo un pleno y merecido éxito y fue mucha la emoción que sintió al pretender dar fin a su concierto y tener que regresar una y otra vez a los gritos de “otra, otra, otra”.
El Potrillo preguntaba una y otra vez: ¿ya? ¿ya? y por su desde claro que el público le gritaba que no y el hombre seguía cantando.
Tuve el privilegio de asistir al concierto de Alejandro Fernández con el canta autor cubano Amaury Gutiérrez y mientras esperábamos entrar al camerino de El Potrillo después del concierto nos encontramos ahí a mi querido Luis Hernández de Los Tigres del Norte, quien me comentó que era la primera vez que veía el concierto de Alejandro y quedó impactado.
Amaury y Alejandro pudieron platicar en el camerino del cantante y Amaury quedó impactado ya que El Potrillo le recordó la vez que se vieron anteriormente y recordó toda la anécdota. Yo por su desde claro, más que feliz porque siempre ver a mi querido Potrillo es un verdadero placer.
Gracias Alejandro por tanto talento, por amar tanto lo que haces y por llevar el nombre de México con ese porte, con esa casta, con esa galanura y con ese gran talento.