El cantautor regiomontano sigue mostrando su madurez musical, esta vez a través de un nuevo sencillo, donde deja ver tanto su faceta acústica como su potencia eléctrica: una amalgama de sonido que apunta a convertirse en un clásico instantáneo.
El proceso de madurez artística que ha vivido José Madero en años recientes cuenta con un nuevo capítulo, donde además de dar cátedra acerca de sus capacidades musicales, mantiene el viaje introspectivo hacia los grandes temas de la existencia, sobre todo aquellos que abarcan la vida y la muerte, con todo el raudal de emociones y pensamientos que se erigen a su alrededor.
“Soy El Diluvio” ha sido definida por el propio Madero como una “canción de agradecimiento”, espíritu que se refleja en la temática de la canción, donde las malas experiencias y los choques naturales de la vida le dan al protagonista las enseñanzas necesarias para sobrevivir este viaje, al tiempo que reflexiona sobre su naturaleza contradictoria, que no es otra cosa que la humana.
Con esta tesis como punto de partida, José construye una de sus mejores composiciones, misma que comienza con una suerte de rasgueo country/folk, al cual se suma rápidamente un arreglo de trompeta, lo que le confiere un espíritu único en la carrera del propio Madero.
Sin embargo, esto no significa que el compositor regio haya perdido una gota de su poderío: tras el pasaje acústico, las guitarras distorsionadas y los golpes secos de batería toman el lugar protagónico, con el fin de crear un efecto de tensión que sirve como eje dramático para la interpretación de la letra.
Como complemento, “Soy El Diluvio” es acompañado por un video musical, donde vemos al propio cantante como protagonista, acompañado por un puñado de sombras y personas atormentadas por un espíritu misterioso de rostro cubierto. Estas imágenes funcionan como una metáfora viva de lo que el propio Madero canta a lo largo de la canción, para al final revelar la verdadera identidad del espíritu: un plot twist del cual no revelaremos demasiado, pues es una emoción que vale la pena vivir.
Con todo, José Madero alcanza un nuevo estado de gracia dentro de su brillante carrera solista, consolidándose como figura clave dentro del rock en español del siglo XXI.