¡MOCOS PETRA!

Y que me da otro beso… ¡La verdad mis choninos ya no soportaban más tantas emociones! ¡Imagínense! la verdad esa noche fui la más feliz del mundo. ¿Y cómo no? Pero lo más maravilloso de todo fue comprobar que Eduardo es un hombre además de guapísimo con un ángel increíble y muy profesional, sencillo y muy buen compañero de trabajo. ¡fue un privilegio conducir con él!