En la cultura mexicana, hay pocas cosas tan importantes y eventos tan trascendentes como la muerte. El paso de la vida hacia el más allá, una fiesta de nostalgia, colores, flores y adioses.
En estas fechas, el folklore mexicano reluce más que cualquiera con la celebración de Día de Muertos, una festividad que, además de tener profundas raíces en nuestras tradiciones, hace a la música parte esencial de ellas.
Es por ello que, en nuestra edición de noviembre, quisimos reconocer a Natalia Lafourcade, una artista en toda la extensión de la palabra que nos recuerda el poder de la identidad latinoamericana y, sobre todo, mexicana.
Natalia Lafourcade llegó a la escena musical como un soplo de aire fresco a principios de los 2000, derrochando talento y rebeldía, inspirada por la juventud y las experiencias que nos atraviesan a temprana edad, estilo con el que conquistó a la audiencia y empezó a hacerse de un nombre propio en la industria.
Entre elementos de la identidad latina, la cantante y compositora ha ido construyendo un trabajo musical único, rico en simbolismos, en tradiciones y connotación social; es así como nace uno de sus últimos trabajos de estudio, el álbum “DE TODAS LAS FLORES”.
“DE TODAS LAS FLORES” es un concepto que abraza la muerte y rememora nuestro andar entre los vivos. Inspirada en melodías del pasado y poesía, Natalia incorpora doce temas de su autoría acompañados de sonidos acústicos intensos que contrastan con la dulzura característica de su voz.
Las flores que Natalia Lafourcade va dejando en su camino son testigos del desarrollo de su esencia y su talento, siempre llevando a México en alto y en el corazón, de la mano del amor y de la muerte latente que todos llevamos dentro.