NICO OROZCO lanza versión en sierreño de The Cure

¿The Cure en versión sierreño? Sí, el mexicano Nico Orozco lo hizo posible. El sinaloense sacude las plataformas digitales con el lanzamiento de su versión del clásico de The Cure, “Just Like Heaven”, en su muy particular estilo y con la letra en español.

Disponible en plataformas de streaming a partir del 9 de septiembre

Lo de hoy es derrumbar las barreras entre los géneros y por eso, ahí está la voz de Nico, entre retadora y templada, declarándose feliz, solicitando pistas para entender cómo es que ha llegado a ese estado de gracia, acompañado de guitarras devotas y cerriles, como grabadas en medio de una catedral entre latas de cerveza, y ese contrabajo pellizcado recio, en medio de matorrales.

“Dime, dime, dime cómo le haces tú pa´ hacerme tan feliz, hacerme sonreír / Sólo tú me haces vivir, dime cómo lo haces, dime ya”, canta Nico Orozco, bien lejos de Inglaterra y a unos pasos de Culiacán para pronto darse por vencido: Sólo lo sabes tú, atina a concluir.

El tema fue originalmente ideado por Robert Smith y los suyos en Francia, en 1987; 35 años después, Orozco lo retoma, ayudado de la versión firmada por los Shains, para ubicarle en un contexto completamente nuevo, tan enigmático como electrizante. Así, mientras se escucha “Como en el cielo”, es sencillo imaginar a Smith calzándose unas botas picudas para aferrarse a la hebilla de su cinturón al tiempo que se echa un ¡ajúa!

Nico Orozco es un artista que lleva rato asomándose como un cantautor audaz. A últimas fechas hemos sido testigos del lanzamiento de temas como “Es pura fantasía” (interpretada al lado de Andrés Canalla) y su sencillo previo, “Como un perro”.

En ellos, su impronta sonora resulta difícil de definir; aunque ciertamente algunos hablan de “sad sierreño” y otros de “emo-corrido”, la verdad es que la de Nico es música inclasificable. Acaso podría decirse de ella una sola constante: invariablemente llega derecho al corazón.

“Como en el cielo” reafirma que Nico Orozco desconoce miedos y críticas. Su ritmo es firme, tal como su cantar. Con esas garantías, caminando por una vereda agreste al atardecer, no habrá bestia ni demonio que lo detenga.