Llegaron, cantaron y triunfaron. Los Huracanes del Norte se ganaron también las ovaciones de veinticinco mil personas que llenaron el estadio de béisbol de Toluca y los ovacionaron apoteósicamente la noche del sábado; y ya para amanecer domingo no los dejaban bajar del escenario, ¡hasta las cinco de la mañana dejaron de tocar!
Heraclio, Chuy, Pancho, Lupillo, Chapete, Rocky Jr. y Antonio recibieron el cariño de tanta gente que disfrutó al máximo de este evento que ya es tradicional cada año en Toluca y correspondiendo al aplauso, los llamados “Meros, Meros, Meros de la Música Norteña” se entregaron en cuerpo y alma interpretando todos sus éxitos.
Desde “No más por tu culpa” hasta “La Suburban Dorada” y lo más reciente “Que me lleve el diablo”, se fueron hilando las canciones para hacer un tapete musical adornado por corridos, temas chuscos y románticos que el respetable festejó desmesuradamente. En algunas canciones como “Mi complemento” o “La clave 911” se escuchaba un gigantesco orfeón y aunque apretada, la gente aguantó el frío de esa alegre madrugada.
Los Huracanes del Norte, además de mostrar su talento musical sobre el fastuoso escenario, también dejaron ver su sencillez al recibir a cientos de fanáticos que pidieron una foto o un autógrafo para lo cual eran recibidos en una carpa aledaña al escenario.
El líder del colectivo, Heraclio García, señaló en entrevista para los medios acreditados que él y sus hermanos se sentían conmovidos por el cariño de tanta gente: “el ver que toda esta gente viene, baila y canta con nosotros aunque sea de madrugada y haga tanto frío pues lo agradecemos sobremanera”.
Dijo también que con este baile da inicio a su gira por México con la que recorrerán el país durante seis meses y aprovecharan para realizar la promoción de su más reciente disco CD y DVD, “El vivo desde Monterrey”, mismo que encabeza el tema “Que me lleve el diablo” de la inspiración del inolvidable Cuco Sánchez.
El evento de Toluca, uno de los más importantes para Los Huracanes, culminó con saldo blanco y la multitud fue abandonando el lugar poco a poco no sin antes echarse un taquito o una torta o comprar algún subvenir -en las decenas de puestos ambulantes que se montaron a la salida- para recordar esa noche por siempre…
