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Desde su primer álbum editado en 2011, Campo, el grupo ideado por Juan Campodónico, ha buscado combinar desde una visión nueva y desprejuiciada varios mundos musicales. Campo se inspira tanto en la música popular sudamericana como en los sonidos globales y de tendencia. En su primer álbum el grupo sorprendió al mezclar cumbia villera con britpop o rock de los ochenta con bolero y cha cha cha.
En “Tambor del cosmos” un disco creado entre Montevideo y Shanghái, esas búsquedas siguen estando presentes, haciendo énfasis en las canciones de forma más directa y manteniendo el lado rítmico, que es una de las características del sonido de Campo.
“Siempre me gustó la música que te hace mover el cuerpo, al mismo tiempo que la melodía o la letra dicen algo más introspectivo, más íntimo. Una música que tenga muchas capas y lecturas”- cuenta Juan Campodónico.
La canción que abre y da nombre al álbum, interpretada por Gustavo Santaolalla, maneja una de las ideas que inspiró el concepto de “Tambor del cosmos”.
“El tambor es la conexión con el cosmos en el mundo africano” dice Juan. “Para nosotros la música que hacemos y el beat son una conexión con algo profundo y lleno de sentido. A eso se refiere el título, a la conexión con el cosmos que podemos tener a través de la música como experiencia sensorial”.
La participación de Gustavo Santaolalla como voz invitada no es casual. El músico y productor argentino no sólo ha sido socio musical de Juan desde la época de Peyote Asesino y luego en Bajofondo; su obra fue pionera con su grupo Arco Iris a inicios de la década de 1970, en los intentos de buscar una identidad latinoamericana acompañada de los nuevos sonidos globales.
Esa visión “cósmica” pero a la vez orgánica y terrenal está también en la canción de cuna con aires folclóricos “Duerme agua”, interpretada por Verónica Loza, uno de los temas más delicados del disco.
A diferencia del disco debut que era más un trabajo de productor con distintos colaboradores, “Tambor del cosmos” es un álbum de grupo con el núcleo creativo de Campo -Juan Campodónico, Martín Rivero, Boni y Verónica Loza- trabajando en conjunto. Así conviven el sonido electrónico de Boni, con la veta de Martín Rivero o los toques folclóricos de Vero Loza con la visión global de Juan Campodónico.
“Bailar quieto” el tema que sirvió de adelanto del álbum es un buen ejemplo de estas visiones complementarias y a la vez muestra otro de los atractivos de Campo: revisitar géneros latinoamericanos masivos pero muchas veces despreciados, buscando su belleza y originalidad . Con su mezcla de reggaetón y cumbia con pop y electrónica, la canción invita a bailar aunque su letra hable poéticamente de no poder hacerlo.
El indie pop se combina con la melancolía en temas como “Huracán” ,“Shanghái”, “Unicornio” y “Solo” cantadas por Martín Rivero. Y la veta más poética y onírica aparece en “Despertar” con la voz de Juan Campodónico. Los ritmos sudamericanos como el baile funk y el candombe uruguayo se combinan con la música de tendencia en “Color” y “Wasted”, esta última, la única canción en inglés del disco presenta la muy joven voz de Lucía Torrón, otra de las invitadas del disco.
El álbum se cierra con “Vals del Infinito” un tema que como otros de Campo, parece venir de un pasado remoto, pero con un toque contemporáneo que lo hace único.
El álbum fue grabado en Montevideo por Julio Berta y la mezcla se terminó en Los Ángeles con Aníbal Kerpel. Además de los colaboradores habituales de la banda, Roberto Rodino (batería), Gabriel Casacuberta (bajo, marimba) y Daniel “Tatita” Márquez (percusión), participaron Luciano Supervielle en teclados, Javier Casalla en violín y arreglo de cuerdas de Vals del Infinito y Lucía Torrón en coros.
El álbum será el sucesor de Campo (2011) nominado a los Grammy estadounidenses, Grammy latinos y a los Mtv European Music Awards. En el medio estuvieron Remixes & Rarezas (2014) un disco que incluye grabaciones en vivo, demos, remixes, versiones y curiosidades, que muestran otra cara de Campo y Nocturno (2015) la banda sonora compuesta para el Ballet Nacional Sodre dirigido por Julio Bocca.