Aún hay boletos disponibles para algunos shows, incluyendo una tercera fecha en el Teatro Metropólitan de la CDMX tras agotar las primeras dos. Además, cada concierto contará con el apoyo de un distinto talento emergente mexicano. Carla también formará parte de la alineación de los festivales Tecate Coordenada en Guadalajara y Tecate Bajío en León. ¡No te quedes sin tu boleto!
En 2018, Morrison consideró cómo un cambio de escenario podría cambiar su perspectiva. Un lugar completamente desconocido exigiría crecimiento, ¿verdad? Morrison se entusiasmó con esta esperanza: se mudó a París.
“Estaba cumpliendo las expectativas de todos, pero no las mías”, recuerda Morrison. “Ni siquiera tenía una vida personal. No tenía pasatiempos. Mis pasatiempos eran la música, y luego ese lugar seguro finalmente dejó de serlo.”
Aprendió francés, tomó clases de canto de jazz y aprendió a cocinar de una manera que beneficiara específicamente a su propio cuerpo. Explorar los museos de París condujo a un estudio de las pinturas de la época del Renacimiento; en “El nacimiento de Venus” de Botticelli, se vió a sí misma, aceptando finalmente su belleza innata. Estas experiencias inspiraron el arte y la estética general del álbum.
Colaborando a lo largo de los años con otros artistas, desde Lila Downs hasta Calexico, Macklemore y Ryan Lewis, Morrison se ha aventurado musicalmente antes, pero no se ha alejado demasiado de esas expectativas siempre inminentes. Una invitación del reggaetonero colombiano J Balvin a su álbum Vibras en 2018, participando con una introducción etérea, fue otro paso importante hacia una exploración más abierta.
Pero es realmente la perspectiva ganada en el espacio que creó para sí misma, este esfuerzo concertado por reflexionar y sanar, lo que envalentonó sus instintos. Lo que Carla Morrison quiere hoy es ser feliz, y que sus oyentes también encuentren la felicidad para ellos mismos.