
Una vez más, el ‘guitar hero’ demostró la destreza que lo caracteriza para tocar cada uno de sus acordes, y es que estando sobre el escenario del Metropolitan, el cual ha pisado en diversas ocasiones, logró elevar la adrenalina de los asistentes que se dieron cita en el recinto el sábado por la noche.
Pasadas las 20:00 horas, el compositor y músico neoyorquino, apareció en el escenario ataviado en negro y con anteojos obscuros, como ya es costumbre en él, para comenzar a desplegar una serie de melodías presentes en su amplio repertorio musical, el cual lo ha llevado a condecorarse como uno de los compositores más importantes en la escena del rock.
Acompañado de sus músicos, su gran amigo Jeff Campitelli (en la batería), además de sus más recientes aliados Mike Keneally (tecladista, quien también tocó con el legendario Frank Zappa, Steve Vai), Allen Whitman (bajista, que estuvo dentro de la alineación de The Mermen) y Galen Henson (en segunda guitarra); condujeron el evento a una euforia total.
“Ice 9”, canción con la que abrió el primer concierto, y que dará por concluida su gira promocional de su más reciente álbum Black Swans and Wormhole Wizards, fue la encargada de poner a la gente en ambiente.
Este disco representa la décimo cuarto entrega en su carrera como compositor e intérprete y el cual coprodujo en compañía Mike Fraser.
Con su típica guitarra Ibanez JS2400, perteneciente a su firma en esta compañía productora de instrumentos, tocó canciones como “Flying in a Blue Dreams”, “Light Years Away”; en “War” aparecieron algunas escenas de batallas, que han marcado el rumbo de la historia mundial, en la pantalla posterior a los músicos.
Al interpretar “Memories” rasgando las cuerdas con la lengua, el público aclamó a Satriani, quien agradecía levantando los brazos y señalando hacia las butacas, con ello hizo visible el virtuosismo con que es reconocido este multi-instrumentista.
Técnica y guitarra
Eso es todo lo que el maestro de la guitarra necesitó para hacer gala de su capacidad como intérprete, no por nada se le considera como uno de los más grandes roqueros que ha creado su propio estilo de ejecución.
El músico transmitía toda la pasión con la que tocaba su guitarra y disfrutaba cada una de sus ejecuciones mientras la gente le gritaba y seguía el ritmo meneando la cabeza.
“Gracias es un placer estar en México, saben que los amamos”, fueron las palabras que emitió antes de cambiar su guitarra por una Ibanez JS1200 para abrir con un solo, “Premonition”.
Otras melodías que incrementaron el ímpetu de la gente fueron, “Crystal Planet”, canción de nombre homónimo a su disco lanzado en 1998; y en “The Mystical Potato Head Groove Thing” hizo muestra de una de las más conocidas técnicas de ejecución: el tapping a dos manos, que fue ovacionado.
Previo a “Dream Song”, Satriani se dirigió al público para saludar con un mensaje escueto: “Nos gusta mucho venir a México, porque nos la pasamos muy bien y la gente nos trata de maravilla. Creo que por eso daré otro concierto mañana aquí mismo”, bromeó.
Pero sin duda uno de los momentos más álgidos de la noche fue cuando Satriani y Keneally protagonizaron un mano a mano, en el que el guitarrista retó a su colega a interpretar unos acordes con la lengua, acción que Joe alabó por la destreza que demostró el tecladista al consecuentar la provocación en la canción “God is Crying”.
Para hacer la introducción de “Andalusia”, Satriani cambió su guitarra eléctrica por una electroacústica, con la cual alternarnó el evento.
“Esta canción me vuelve loco. En verdad me toma unos segundos en volver en mí después de tocarla”, comentó el guitarrista tras interpretar “Wind in the Trees”, donde se notaba al músico absorto en su instrumento.
La gente acompañaba a Satriani moviendo las manos de un lado a otro en “Always with me”, que generó una conmoción en los presentes.
En “Big Bad Moon”, el guitarrista utilizó una armónica para acompañar la melodía, esto previo a que salieran del escenario no sin antes agradecer el entusiasmo que el público emitió en el transcurso de la noche.
Encore
Tras el grito al unísono de “Joe, Joe” proveniente desde las butacas, Satriani reapareció en conjunto con sus músicos para desarrollar una de sus más conocidas producciones “Crowd Chant”, tras recibir una bandera de México de uno de sus fans y colocarla en el mástil de su guitarra.
“Summer Song” fue la última interpretación de este reconocido músico que ha vendido más de 10 millones de copias al rededor del mundo.
Esta noche dará su último concierto en la ciudad de México antes de regresar a los estudios a grabar con Chickenfoot su próximo álbum.
Fuente: eldiariodecoahuila.com.mx