Miguel Ríos se une al reconocido grupo de mariachi mejicano para crear la nueva versión del clásico
La canción forma parte de la BSO de la película “Un retrato de familia” que se estrenó el pasado mes de julio en salas de México.
El ícono del rock español regresa a México el próximo 7 de octubre en el Auditorio Nacional, como parte de su gira “Un largo tiempo”
Miguel Ríos se une a Mariachi Imperial Azteca para crear esta versión del clásico “Santa Lucía” como parte de la Banda Sonora Original de la película “Un retrato de familia”.
Una balada original de 1980 incluida en el disco “Rocanrol Bumerang” que 42 años después vuelve a sonar reinterpretada en versión ranchera. Una de las canciones más emblemáticas de la trayectoria de Miguel Ríos, compuesta por Roque Narvaja cobra ahora un sentido especial con la participación de Mariachi Imperial Azteca, una de las formaciones de canción típica mexicana más importantes tanto a nivel nacional como internacional.
La versión fue grabada en Studio STB digital y Cielo Rojo Studios en Aguascalientes, México. El tema está producido por Sergio Vallín (Maná), quien también es arreglista del tema junto a Omar Loera. Luis Santos es el ingeniero encargado de la grabación, mezcla y máster.
La versión mariachi de “Santa Lucía” ya se puede disfrutar en plataformas digitales y forma parte de la BSO de la película “Un retrato de familia”. Una comedia dirigida por Adrián Zurita e interpretada por Humberto Zurita, Hugo Stiglitz y Mar Saura, que trata de un hombre que ha dedicado 30 años de su vida trabajando en una reconocida empresa mexicana y que ahora busca avivar la convivencia con su esposa y sus tres hijas.
El vínculo con la ciudad azteca no termina aquí y es que, tras seis años, Miguel Ríos vuelve a México en 2022. La gira “Un largo tiempo” abre nuevos horizontes y llegará hasta la capital, el próximo mes de octubre. El cantante granadino se volverá a reencontrar con su público al otro lado del charco movido por su pasión por la música, para ofrecer un concierto único con su nueva banda “The Black Betty Trio”. Una nueva forma de enfrentarse a su repertorio, con un sonido acústico, pero a la par electrizante, que despegará al público de sus asientos.
La fuerte unión de Miguel Ríos y México comienza en la plaza de toros de la capital con el concierto de “Rock and Ríos” en 1988, con un lleno espectacular de 40 mil asistentes aguantando una torrencial lluvia para poder ver al rey del rock español por primera ocasión en mucho tiempo. A este concierto le siguieron muchos otros muchos en recintos como el Teatro Metropólitan, el Foro Sol durante el primer Vive Latino, la plancha del Zócalo, El Plaza Condesa o el Auditorio Nacional.
En 2011 Miguel Ríos se despedía de su público mexicano con su gira Bye Bye Ríos, aunque años después para sorpresa de los fans volvía al país de la mano de otras grandes figuras como Ana Belén, Joan Manuel Serrat o Víctor Manuel con su gira “El gusto es nuestro”.
En junio de 2020 fue cuando Miguel Ríos dio la buena noticia, en plena pandemia mundial, sobre su regreso. Y es así como este rockero incansable inició una nueva etapa junto a “The Black Betty Trio”, la nueva banda que lo acompaña y con la que publicó el pasado año “El Blues de la Tercera Edad”, su primer tema inédito en 12 años; “La Estirpe de Caín”, toda una crítica que reflexiona sobre la pandemia y los puntos más frágiles de nuestro sistema y finalmente, un nuevo LP que en junio de 2021 fue editado bajo el título que da nombre a la actual gira “Un largo tiempo”.
Un disco en acústico, por primera vez en su carrera musical, que nos devuelve a la esencia del más puro rock and roll, abriendo paso a las guitarras, el piano, el violín, más detalles de mandolina, steel guitar y algún delicioso arreglo de cuerda.
Disfrutar del único concierto de este regreso a México tan esperado será una gran oportunidad, seguramente irrepetible de vivir. Una noche de mezclas musicales, de blues y rock con el mítico e incombustible Miguel Ríos, que acompañado por un original formato acústico, además de presentar los temas de su nuevo disco, llevarán a cabo un repaso de sus grandes éxitos renovados como “El Río”, “Bienvenidos”, “Santa Lucía”, ahora también en su versión mariachi o “El Himno de la Alegría”.
CONCIERTO ÚNICO
“UN LARGO TIEMPO” MÉXICO 2022
7 OCTUBRE | CIUDAD DE MÉXICO | AUDITORIO NACIONAL
Entradas Disponibles
Videoclip “Por San Juan (en directo)”.
Canción incluida en su disco “Un largo tiempo” y grabada en directo en el Palacio de Congresos de Granada. Grabado por AfterliVe Films.
“Un largo tiempo” (Hook Ediciones Musicales, 2021) , track by track
Escrito por Juan Puchades.
“Memphis-Granada” es el tema que inicia la escucha de este álbum: un blues sanguíneo con el que Miguel recuerda aquel shock (o electroshock, sería más correcto) que le provocó la escucha de los primeros temas de rock and roll y que fueron una invitación a abandonar Granada y buscarse la vida en Madrid, cuando todo en el rock español estaba por hacer. ¡Cuando en Inglaterra todavía no habían grabado ni los Beatles ni los Rolling Stones!
El blues sustenta la divertida “Cruce de caminos” —que recrea la famosa leyenda urbana que asegura que Robert Johnson vendió su alma al diablo por tocar la guitarra mejor que nadie— y, con mucho swing, balancea también “El blues de la tercera edad”. Un tema combativo en el que Miguel canta a su generación, la que ahora anda en la jubilación y las pensiones mínimas, con protagonista femenina (y feminista), Ana. Y a pesar de que este blues suena a «un sutil aguijón / de nostalgia / llamado soledad», Ana da gracias a la vida porque «hasta el final de la partida / le quedan sueños por soñar». Sí, Miguel Ríos asume su edad (siempre lo hizo) y da forma a una canción desoladora, pero también cargada de ternura y esperanza.
Pero para crudeza, la de “La estirpe de Caín”. Nadie ha escrito con tanta aspereza y con tanta sensibilidad de la pandemia, del confinamiento de 2020. Un fresco devastador, sin concesiones, de nuestra sociedad, prácticamente escrito en directo, mientras los hechos tenían lugar. La estampa sonora es como una cuchillada, en absoluto optimista, pero el mundo no lo es. Una composición hija de la canción protesta, de aquel folk estadounidense de Pete Segeer o Woody Guthrie. Y uno de los mejores textos que Miguel Ríos ha escrito jamás.
Pero Un largo tiempo es como esos discos clásicos plenos de pasajes sonoros, de contrastes canción a canción. Y el color explota en “Por San Juan”, sinuosa, vibrante, mediterránea, lúdica; y en “Esplendor en la hierba”, una hermosísima mirada atrás. Dos piezas inconmensurables, la segunda pespunteada por unos magníficos arreglos de cuerda. Ambas —con el regusto de las grandes baladas de Miguel— pueden conformar un díptico (de hecho van seguidas en la secuencia del álbum) en el que revuelan esas ilusiones por vivir que mantiene la Ana de “El blues de la tercera edad”.
También hay lugar para un ejercicio de estilo y un capricho. Ejercicio de estilo es “A contra ley (Breve historia de Jesse James)”, un country rock que parece explicarnos de qué va musicalmente este disco, de dónde han bebido Nortes y Ríos. Y el capricho, el gran capricho, es “Para que yo me llame Ángel González”, donde, mano a mano, musicalizan uno de los poemas más reconocidos de Ángel González. Aparentemente complejo de trasladar al formato de canción, han salido airosos de un empeño que tiene mucho de homenaje a uno de los grandes de nuestra poesía reciente.
Pero Un largo tiempo todavía nos depara dos sorpresas más. Dos versiones de compositores absolutamente disímiles: “Que salgan los clowns” y “Viene y luego va”. La primera es un tema de Stephen Sondheim compuesto para el musical de 1973 A little night music, pero recordado sobre todo por la versión de Frank Sinatra, y que aquí, bellamente frágil, contribuye a subrayar ese tono crepuscular que tiñe parte del álbum. En el otro extremo hay que situar “Viene y luego va”, versión de “Comes then goes”, de Eddie Vedder, o lo que es lo mismo: el líder de Pearl Jam, una de las bandas icónicas del grunge. Adaptada al castellano por el propio Miguel, y tratada musicalmente con aire de bluegrass, parece remitirnos a una de sus letras clásicas, aquellas que giraban sobre la soledad, la incomunicación. Es el cierre perfecto, e incluye unos versos con los que, tal vez, Miguel Ríos ha querido dejarnos un mensaje antes de que el disco deje de girar:
¿Podría salvarnos
en un gesto de humanidad
volver hacia atrás?
Quién sabe, quizá no nos salvemos, pero aquí tenemos uno de esos álbumes que contribuyen a hacernos la vida más feliz. Un mapa del tesoro y diez canciones que son, en cierto modo, un atisbo de esperanza.