OFRECE VICENTE FERNANDEZ EMOTIVO CONCIERTO EN LOS ANGELES, CALIFORNIA

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Vicente Fernández ratificó con un emotivo concierto porque es considerado el “Rey de la Música Ranchera” en su cuarto concierto en esta ciudad, en donde lloró, bailó, entregó becas y hasta un par de inesperados eructos que le celebraron sus fans.

Fernández, con sus 46 años de carrera artística, demostró su calidad vocal su entrega y lo que el mismo defendió que no hay ningún artista que como él tenga el lema de “Cantar hasta que su público no deje de aplaudir”, lo que ha pasado a ser un sello indeleble de su trayectoria.

Antes del concierto en el anfiteatro Gibson de los estudios Universal de Hollywood, Fernández hizo entrega de becas por segundo aÑo consecutivo en una campaña de la Fundación Anheuser Busch para donar en total 50 millones de dolares para unos dos mil estudiantes hispanos en el país.

“Como no tuve la oportunidad de estudiar me gusta ayudar a que los jóvenes hispanos lleguen a ser alguien en la vida”, comentó el “Charro de Huentitán”, Jalisco, quien remató que a la escuela “fui poco, pero yo aprendí más de la escuela de la vida”, dijo antes del cuarto de sus cinco conciertos aquí.

Roxana Alessio, de 29 años, nacida en Guatemala, y Rocío Alamaraz de 23 años, de Jalisco, fueron dos de las estudiantes que recibieron el cheque simbólico de las becas y quienes le agradecieron a Fernández y a la empresa de la cerveza estadunidense Budweiser.

A sus 71 años, Fernández, quien se presentó vestido de traje de charro verde pistache y sombrero blanco con vivos verdes, cantó una interminable lista de unos 50 de sus éxitos y también ingirió, por lo menos a “cuentacopas” 30 escopetazos de licor que le servia un apurado asistente.

Cuando ya tenía varias estocadas en su haber y en una pausa cuando interpretaba “A mi manera”, Fernández dejó escapar un sonoro y prolongado eructo que dejó a muchos extrañados, pero el ruido fue tan fuerte que el mismo atajo con un “perdón!”, mientras se ponía la mano en la frente, sonreía nervioso y giraba su cabeza en forma negativa.

Pero sus fans que también se pusieron a tono, que ingirieron cerveza en cantidades industriales y que brindaban con él a la distancia, no sólo le festejaron el imprevisto, sino que lo abrumaron con una cascada de aplausos y también de gritos.

Los esposos Chuy y María Castillo, que se mantuvieron de pie en el concierto, y que también tomaron cerveza en grande, le reconocían una nueva cualidad pocas veces denotada.

“No puede ser, yo ya he ido dos veces al baño y mi Chente chupa y chupa y no sufre. ¿Como le hace en tres horas sin bajarse del escenario?”, preguntó el apurado Chuy.

Para muchos esta interrogante ni les importó, fue una velada en donde la mayoría salió ronca de cantar la interminable lista de canciones y grandes éxitos y hasta recibieron un adelanto de canciones del nuevo álbum “Otra vez”, que saldrá el 22 de noviembre.

En este Fernández, quien respondió a quienes dicen que es muy suertudo, “Yo les digo que soy cojonudo”, volvió a hacer mancuerna con Joan Sebastian y en los adelantos cantó “Volcanes dormidos”, Otra vez”, y “Dos mares más que tú”.

Pero junto a éstos y casi sin descanso interpretó en un escenario sencillo acompañado con sus mariachis éxitos como “Esos celos”, “Por tu maldito amor”, “De que manera te olvido”, “Ella”, “Hermoso cariño”, “El rey”, “La diferencia”, “Un mundo raro” y “Cruz de olvido”, en esa borrachera musical.

En otro momento, cuando se le corrían las lágrimas, uno de los del mariachi Azteca le gritó: “Ya no llores Vicente!”, a lo que éste replicó “Si no lloro baboso, son las niñas de mis ojos que están orinando!”.

Otro de los momentos emotivos, los dio cuando estalló en llanto tras cantar el tema “El hombre que más te amo” y cuya letra aborda el canto de un padre a su hijo, mientras en las enormes pantallas aparecían fotos de sus hijos en especial el rostro de su potrillo Alejandro Fernández.

En algunas de las canciones, Fernández hasta se ponía a bailar y a zapatear, se le veía feliz, al tiempo que compartía que muchas veces ha tenido caídas fuertes: “Me han lastimado a veces pero ese dolor y mis tristezas los he tenido que dejar en el camerino para estar con ustedes”.

“Que me sirvan otro aguardiente porque no soy de manta corriente que cuando se moja encoje”, gritó el charro de México cuando empezó a cantar uno de sus primeros éxitos y que fue compuesta por él mismo, lo que pocos saben, “Las llaves de mi alma”.

Otro momento que le fue celebrado en grande fue cuando antes de cantar “300 veces mojado” empezó con “Con esta canción nada de respeto y nada de cariño para la señora y el Sheriff de Arizona”, en franca alusión a funcionarios de uno de los estados más antiinmigrantes en Estados Unidos.

También señaló que cuando llegue al cielo “Porque sé que voy a llegar, Dios me va a a decir Chente, porque así me va a llamar como lo hacen ustedes, me va a preguntar por la gracia que tuviste en la Tierra en que país quieres nacer y le pediré que sea en mi !México, Lindo y Querido!.

Ahí un admirador desde las filas de enfrente le entregó una bandera de México que la besó, la abrazó y se la colocó a manera de gabán, mientras entonó el que es casi es un himno de la música mexicana, para después ser despedido de pie y con aplausos de engolosinados sin llenadera que querían que siguiera cantando.

Fuente: radioformula.com.mx